jueves, 26 de mayo de 2016

Firma de libros autores ciezanos (VI): Rosa Campos

Rosa Campos
Del 9 al 12 de este mes se celebró en Cieza la I Feria Regional del libro Infantil y Juvenil. Una semana llena de libros, exposiciones, presentaciones y firma de libros, cine, recitales poéticos, talleres, cuentacuentos... Nueve autores ciezanos han tenido la oportunidad de encontrase con sus lectores, con sus amigos y con lectores interesados en conocer mejor a los que escriben y hacen público su trabajo; un tiempo, un espacio y una oportunidad para conocer y hacer visible a escritores ciezanos, vecinos nuestros, que dedican buena parte de su tiempo a escribir desde los más diversos géneros literarios. Entre esos nueve autores ciezanos se encuentra Rosa Campos

¿Quién es Rosa Campos?
Una mujer que ama la vida con todo lo que alberga  (a pesar de algunas cosas que no debiera albergar). Que  sabe gozar con las alegrías ajenas, que se conmueve, que siente las emociones  desde el corazón hasta los huesos, que se revela cuando sabe que alguien sufre sin necesidad e injustamente, aunque a veces sienta que puede involucrarse más en algunos de estos asuntos. Que le gusta el arroz cocinado en todas las recetas que ha probado, la fruta…, ver llover, mirar al sol cuando cubre tibio  el perfil del planeta... Que siente que la fortuna estuvo de su parte cuando nació, en Calasparra, de unos  padres llenos de humanidad y con alegría de vivir,  de esta familia que allí se formó y a la que pertenece; y que la fortuna siguió acompañándola cuando se vino a Cieza a formar su propia familia, por quien lo da todo y recibe todo (ella es lo más esencial que necesita para vivir). Que es amiga de sus amigos, a quienes quiere y de quienes recibe un cariño sentido y demostrado. Que escribe y pinta o  viceversa. Que le apasiona leer en los libros y en lo que la vida le ofrece.


Cómo y cuándo surge en ti el interés por escribir? ¿A qué crees que se debe tu interés por escribir? 
No sé exactamente la edad, pero debía de tener pocos años; sí recuerdo que a los doce ya tenía una especie de poemario escrito. 
Mi interés quizá se deba a la atracción que sentía por la literatura oral, que empezó con mi madre,  a las lecturas que fui descubriendo en la escuela y que me descubrían mundos paralelos genuinos y geniales,  a las maestras que me dieron EGB, que eran magníficas enseñando, y especialmente  a una que en algún momento (resonante para mí) supo valorar lo que escribía.   Y en el fondo de todo, pienso que está la necesidad de  comunicar la vida que percibo y la que sueño, porque es una manera de estar más vinculada con la gente que se acerca a esa escritura y, de alguna manera, a quienes tanto me hacen disfrutar y aprender con su palabra escita.


Llevas mucho tiempo escribiendo y bastantes libros publicados. ¿Qué es lo que mantiene vivo tu interés por escribir y publicar?
La verdad es que desde la niñez nunca he dejado de hacerlo, bueno, sí,  hubo un par de años que decidí  no escribir más (los últimos de mi veintena), luego no tuve más remedio que volver (por necesidad anímica). Es curioso, ahora cuando, tan negligentemente, se ha esgrimido esa ley en la que se proclama que a quien escriba y cobre su porcentaje por lo vendido se le quitara la pensión, algún escritor (de los buenos y  que vende) ha dicho que dejará de escribir;   me he extrañado ante esta reacción, porque para mí sería impensable dejar de hacerlo, y eso que, en cuanto a las ganancias,  ni siquiera da para decir que son ganancias netas (aunque siempre hay alguna   que la destino a proyectos en los que me apetece colaborar). No obstante, cuando entienda que no tengo nada que decir  sé que no escribiré.
Mantiene mi interés por escribir y publicar el que me encuentro con gente que lee esas palabras que tracé y les di vía libre, y que me hablan de ellas, siento entonces que ese dar y recibir de la comunicación está vivo.
Fíjate que pienso que el que sean pocos lectores –los que tenemos los escritores de pueblo–  en comparación con las grandes firmas, le da una pátina de exotismo  y un punto de privilegio  a lo publicado que hace de esos textos algo especial, quienes los leen sin prejuicios lo van  descubriendo y valorando.

         
Algunos dicen que el libro digital es el futuro. ¿Tu cómo lo ves?
Creo que no en exclusiva,  e intuyo que ni siquiera en equidad de uso, aunque le doy toda la importancia que tiene por la comodidad que en algunos casos pueda suponer, y por  el menor coste. Pienso que el libro de siempre, con independencia de formatos y fisonomías, es una invención perfecta, y las cosas que alcanzan tal culminación siempre están de moda, y todos los tiempos les pertenecen.

Según muchos indicadores la autoedición está en auge. ¿Tu cómo lo ves?
Lo veo como un signo de libertad. Entre los libros y relatos que tengo publicados los hay editados y  autoeditados (de estos alguno más),  y  por cada uno de ellos siento agradecimiento. Sí es verdad que el hecho de que una editorial (seria) se interese por tus textos de alguna manera  refuerza la confianza en lo que haces,  sabes que puede tener una divulgación más amplia  y que puedes tener más tiempo para seguir escribiendo.
En cuanto a calidad literaria,  todos sabemos que hay libros buenos y otros que no lo son entre los que publican las editoriales,  y que sucede igual entre los que se autopublican. En realidad  la última palabra la tienen las lectoras y los lectores, y en este punto son muy importantes (además de los profesionales del periodismo)  las redes sociales y quienes  se hacen eco de actividades de  escritores,  de reseñar libros, de escribir aunque sea un breve comentario…  es una buena y altruista forma de colaborar en la divulgación de los trabajos de quienes nos movemos en estas arenas que ya son movedizas por naturaleza.

       
¿Tienes en mente un nuevo libro?
Tengo un libro terminado, al que le he dedicado bastante tiempo  (puede que pronto pueda hablar más de él); y tengo otro en ciernes, aunque  imaginado desde hace tiempo.

Se dice que los jóvenes de hoy en día leen poco, que cada vez se lee menos ¿Compartes esta opinión?
Me cuesta creerlo  puesto que antes había mucha gente que no sabía leer,  ni tenía medios para comprarse libros, y por lo tanto no veía una costumbre a seguir en casa.  Lo que sí es posible es que no se lea todo lo que sería deseable, y en eso tenemos mucho que hacer los adultos: en las casas, en los colegios, desde la política…

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