jueves, 13 de noviembre de 2014

Con las manos en la masa

Recuerdo perfectamente cómo mi madre amasaba pan todas las semanas. Lo hacía los sábados por la mañana; empezaba muy temprano preparando la masa y era casi mediodía cuando sacaba el pan del horno. Lo recuerdo a través de todos mis sentidos; quizás los distintos aromas que se sucedían a lo largo de la mañana son los que mejor recuerdo y pellizcar el pan caliente saliendo del horno y humeante al trocearlo aún me produce, ahora muchos años después, especiales sensaciones de felicidad; para mí eran mañanas de fiesta en las que mi madre me contaba mil historias y con sus manos hacia cosas extraordinarias que me fascinaban y parecían magia. Recuerdo los sacos de harina, el lebrillo con la masa tapada con un paño, cómo la masa iba aumentado de tamaño en el librillo, los trozos de masa crecidos, las manos de mi madre blancas por la harina, cómo le daba forma alargada a los trozos de masa con unos pequeños cortes en la parte superior, cómo preparaba a lo largo de la mañana el horno con leña para alcanzar la temperatura, cómo metía los panes en el horno y cómo después los sacaba ya convertidos en panes preparados para ser comidos a lo largo de la semana.

Algo muy parecido han debido vivir esta semana los niños de infantil de cuatro años del colegio "Antonio Buitrago Gómez" de Cieza que han visitado la Panadería Manolo acompañados por sus tutoras Elena y Ana con los apoyos de Loli y Amparo. Allí, cincuenta niños han podido aprender a través de todos sus sentidos cómo se hace el pan, los ingredientes que lleva, la función de la levadura… Han podido hacer pan con sus propias manos, creando panes con distintas formas y dejando correr la imaginación; al final, su pan recién sacado del horno se lo han llevado con bolsas a sus casas para poder compartirlo con su familia y contar cómo lo han hecho. Seguro que es un pan especial; como especial era el pan que hacían nuestras madres y abuelas. 

Por una mañana, Toñi y Antoñina han sido como nuestras madres o abuelas, han sido auténticas "maestras" que han compartido sus conocimientos y han disfrutado de tener a su alrededor, casi durante dos horas, a niños encantados, maravillados, con muchas preguntas, jugando con la masa y dándole formas. Esta es una escena que se repite desde hace más de 7 años. Juan Carlos, el responsable de la panadería, está encantado; él aún recuerda con especial emoción la primera visita del colegio "El Fatego" y de las redacciones y escritos que los niños hicieron de la visita; se considera un auténtico afortunado por poder hacerlo y de repetirlo cada vez que un colegio se lo pide; le encanta sentirse en el pasado y hacer un pan lo más parecido a como lo hacían nuestras abuelas. Lo último que hablamos es de hacer unas toñas de Navidad con el centro de Día de los Tocaos del Ala. ¡Seguro que resulta una experiencia inolvidable!

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